Llevamos 3 años con Bongo, cruce de español, desde que vino de la sierra de Madrid con 1 año. Durante su tiempo con nosotros, Bongo ha vivido varias aventuras, comenzando con su primero manejo humano, seguido de la integración en nuestra banda campera de yeguas, caballo y burros.
Con dos años, se ajustó a la llegada de un nuevo grupo de yeguas y un potro de su edad. Bongo y ese otro potro entero jugaron la rivalidad por las yeguas de forma amistosa y elegante, siendo ambos de muy buen carácter, tanto con otros animales como con la gente.
Habiendo nacido una potra en 2016 y un potrillo en 2017, optamos por cerrar el capítulo reproducción y castramos a Bongo el pasado mes de marzo.
En todo su manejo y su educación, aplicamos los principios de la etología, con el propósito de guardar la espontaneidad, la curiosidad, la desenvoltura, y la actitud positiva que son propias de la especie, a la vez que le iniciamos a la monta.
Al igual que pasa en los grupos ferales de equinos, un potro o potra, cuando llega a cierta edad, corre el riesgo de
estar expulsado del grupo por sus padres, fenómeno conocido como dispersión, con el fin de evitar la consanguinidad y crear nuevos grupos. Y es lo que vemos en nuestro grupo, en que el caballo mayor considera que es el momento que Bongo se busca la vida.
En consecuencia, se busca dueño/a, aficionado/a a la doma natural, preparado/a para completar su adiestramiento y tener en él un compañero que le lleve al fin del mundo. Precio a convenir.